Hasta el momento, las organizaciones se han preocupado especialmente del almacenamiento de toda la información que generaban, desarrollando métodos sofisticados para gestionar la cantidad de datos que extraían, pero la realidad es que no han abordado cómo administrarlos, compartirlos y hacer un uso correcto de ellos dentro de una misma organización y a todos los niveles.
Los datos no serán un activo de la compañía hasta que ésta no se organice con un sentido y visión de negocio y, lo más importante, se empiece a sacar provecho de ella y se active a nivel estratégico.
“Pregúntate si lo que estás haciendo hoy te acerca al lugar en el que quieres estar mañana”, Walt Disney
Una estrategia de datos, principalmente, es un plan diseñado para convertir los datos en activos que nos permitan alcanzar los objetivos estratégicos de la compañía. Desde un punto de vista operativo, sería la hoja de ruta para mejorar la toma de decisión y optimizar los procesos a través de los datos.
Una estrategia de datos bien definida les permite aprovechar y compartir datos en toda la organización, mejorando funciones básicas como el presupuesto, la planificación de personas y la gobernanza. Cualquiera que sea el negocio, las realidades del mercado actual significan que aquellos con los mejores sistemas y capacidades de datos ganarán, y por un margen cada vez más grande.
Para llevar a cabo la estrategia de datos es necesario recopilar, almacenar, gestionar y compartir los datos para convertirlos en activos transformacionales, siempre en base a los objetivos estratégicos de la compañía. Esto se debe desarrollar siguiendo el ciclo vital: datos, tecnología, analítica y personas.